
Telas, plumones y un llamado colectivo ¿a qué le decimos hoy nunca más? La visita a los sitios de memoria del Estadio Nacional fue el momento para resignificar lo que ya no queremos. Desde un lugar de dolor nos reunimos para mirarnos y sembrar esperanza.
Nunca más es una frase que resuena en nuestras memorias latinoamericanas. Refiere resistencia, denuncia y defensa de los derechos humanos en tiempos de dictadura. Han pasado décadas, las democracias retornaron, pero el nunca más… el nunca más aún permanece.
Más que una consigna, el nunca más es un conjuro que convoca, recuerda y compromete. No se limita a señalar lo que no debe repetirse, sino que abre la posibilidad de imaginar un futuro distinto. Pronunciarlo es un gesto de persistencia y, al mismo tiempo, de esperanza.
Hoy, el nunca más se enuncia desde la experiencia propia: violencias, discriminación, censura, abusos de poder, persecución a las diversidades, precarización de la vida, desigualdad social, devastación ambiental… ¿Cuántos nunca más tenemos para decir hoy? ¿Cómo esos nunca más nos encuentran y nos convierten en cauce?
En 2023, al conmemorarse los 50 años del golpe de Estado en Chile y en el marco de un encuentro de organizaciones de la alianza latinoamericana-europea En el Camino Correcto (On the Right Track), alrededor de 50 personas visitaron los sitios de memoria del Estadio Nacional para poner en el centro nuestros nunca más.

Una cuelga textil en el Camarín de Mujeres del Estadio Nacional, lugar donde cientos de mujeres de Chile y otros países latinoamericanos fueron detenidas, torturadas y desaparecidas, fue el motivo para compartir los nunca más de nuestras biografías y comunidades. Fueron 48 los trocitos de tela, escritos a mano, los que finalmente formaron un lienzo colorido con anhelos y compromisos.
A dos años de esa visita, en este septiembre de memoria, volvemos a desplegar el lienzo, volvemos a leer esos nunca más. Hoy los repasamos con emoción: nunca más silencio, impunidad y dolor, nunca más opresión, nunca más trans feminicidios y desaparición de mujeres diversas en El Salvador, nunca más nuestros deseos reprimidos y nuestros cuerpos abusados.
Hoy, con guerras y muertes en distintos lugares del planeta, hoy, con innumerables comunidades y territorios en riesgo, hoy, desplegamos ese textil lleno de vida. Porque en ese lienzo simple, sin pretensiones de arte elevado ni discursos complejos, no encontramos más que una invitación, una a mirarnos en colectivo, a dar un respiro para decir este 2025 ¡¡Nunca más!!

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